José Andrés, el cocinero que hizo las Américas

Jose Andres - People En Espanol

“Ey, Gwynnie, ahora es el momento”.  El momento de aflojar 9,25 millones de dólares para un nuevo restaurante. Y Gwynnie (Paltrow), que con anterioridad había bromeado “José, si necesitas inversores, házmelo saber”, atendió a su llamada. Junto con otros ocho empresarios será socia de Beefsteak, el último negocio de José Andrés, el cocinero asturiano que ha hecho las Américas hasta el punto de plantarse en el huerto de la Casa Blanca y ser asesor de Michelle Obama en cuestiones de nutrición.

Tutearse con Paltrow es lo de menos. Después de todo, la actriz confía en él de tal manera que por unos días abandonó la dieta macrobiótica y siguió sus consejos en un viaje gastronómico por Cataluña que le llevó el pasado octubre del Suquet de l’Almirall a Compartir y Bodega 1900, donde se comió sus buenas paellas y gambas de Palamós. Debió sentarle de maravilla a Paltrow, amante de la cocina española desde que estudió en Talavera, revivir su programa Spain on the road again, libre de focos y problemas de producción. Además, Beefsteak está en sintonía con sus desvelos nutricionales y promueve un menú fast-casual protagonizado por vegetales de calidad, aunque sin prescindir de la carne y las proteínas.

Pero son las tapas lo que ha convertido a José Andrés en una celebridad al otro lado del Atlántico, de la mano de su restaurante Jaleo, que abrió en 1993 en la calle 7 de Washington. Aunque en realidad, su imperio gastronómico había empezado antes, cuando llegó a Nueva York con 50 dólares en el bolsillo tras haber sido despedido de El Bulli. Ahora tiene más de quince establecimientos, en Washington, Los Ángeles, Las Vegas, Miami y Puerto Rico, que emplean a 900 personas y sólo en 2013 facturaron 100 millones de dólares.

Entre los lujos que puede permitirse José Andrés destaca haber mandado al carajo a Donald Trump. El chef asturiano rompió un contrato de diez años para instalar un restaurante en un hotel del magnate y precandidato republicano a la presidencia de EEUU, después de que éste tildase a los mexicanos de “narcotraficantes y violadores”. Trump le demandó, exigiéndole 10 millones de dólares, y no tardó en acudir a su rescate una campaña de micromecenazgo bajo el título ‘Ayuda al cocinero José Andrés contra la demanda de Trump‘. El cocinero José Andrés debió agradecerlo, aunque no parezca necesitar donación alguna.

No es todo. En 2013 fue incluido en la lista de las 100 personalidades más influyentes del mundo de la revista Time. Dos años antes había recibido un óscar culinario, el premio James Beard al mejor chef de Estados Unidos, un país del que ya es ciudadano de pleno de derecho.  Y cada vez dedica más tiempo a actividades filantrópicas, con una oenegé que ha creado una panadería y una escuela de hostelería para niñas en Haití y la recaudación de fondos del comedor social Central Kitchen.

Al preguntarle por el secreto de su éxito, José Andrés suele remitir a una cita de Winston Churchill: “El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”. La avala su espectacular trayectoria, que justo comenzó al ser despedido por el mismísimo Ferran Adrià cuando sólo era un veinteañero por una cita a la que, presuntamente, llegó tarde.

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