Croquetas ‘all you need is love’

Las croquetas tienen para mí algo de alimento fundacional. De cuando te llamaban a cenar después de hacer los deberes y tú remoloneabas con la frente apoyada en el cristal de la ventana. Más de una vez mi madre intentó darme el cambiazo de las croquetas que ella hacía por otras congeladas. Siempre me daba cuenta: las chafaba contra el fondo del plato y allí se quedaban, sin tocar cual masa radioactiva. Proust tenía sus magdalenas, yo mis croquetas. A nadie le gusta que le devalúen su infancia.

Recuerdos a parte, la mayor virtud de las croquetas es su versatilidad: permiten posibilidades infinitas. Lo mismo pueden hacerse de bogavante o ceps que de lo que te sobre de un cocido o de lo poco que te quede en la nevera. Son uno de los platos más democráticos, ya que su calidad depende más de la habilidad del cocinero que del precio de la materia prima. Quizás por eso hayan ascendido de las mesas más humildes a los mejores restaurantes. Cada día se reinventan.

En fin, que me chiflan las croquetas. Seguro que a vosotros también y a quién no, tan agradecidas como son ellas. Aquí os paso una receta de bajo coste, de acuerdo a los tiempos que corren y a la filosofía croquetera. Las he llamado ‘all you need is love’ porque lo único que necesitas es mucho amor para hacerlas. Y estas tres cosas.

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Ingredientes

- 1 cebolla

- 150 gramos de jamón serrano a dados

- 300 gramos de champiñones enteros

- Una cucharada de margarina o mantequilla

- Harina

- Leche

- Sal

- Pimienta

- Un huevo

- Pan rallado

Elaboración de la bechamel base

1. Derretir la margarina en una sartén

2. Pochar la cebolla picada a fuego medio-bajo. Añadir rápidamente los tacos de jamón para evitar que la cebolla se queme

3. Echar los champiñones cortados a daditos

4. Cuando la mezcla esté dorada añadir una cucharada y media de harina sin dejar de remover con un tenedor de madera hasta que la harina se tueste

5. Verter un chorrito de leche sin dejar de remover. Ir añadiendo leche a medida que la mezcla la absorba. Se trata de conseguir una bechamel de textura ligera

5. Salpimentar

Dejar enfriar la bechamel en un plato a temperatura ambiente. Cuando esté templada, tapar el plato con papel de film y poner en la nevera. Esperar un mínimo de cuatro horas.

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Elaboración de las croquetas

1. Una vez la bechamel ya esté fría, darle forma a las croquetas con la ayuda de dos cucharas

2. Pasarlas por el huevo batido y luego por el pan rallado para rebozarlas

3. Freírlas en una sartén con aceite muy caliente

Consejos prácticos

* Las croquetas son un plato para hacer en dos fases. Es recomendable preparar primero la bechamel, templarla a temperatura ambiente y dejarla reposar bastante tiempo en la nevera (en un mundo ideal, un día) antes de ponerse a hacer las croquetas. Cuanto más fría esté la masa, más fácil resulta darles forma. De lo contrario las croquetas se deshacen al ponerlas en la sartén.

* Aviso para los que prueban las cosas con el dedo: con la bechamel no es una buena idea. Guarda mucho el calor y tiene una textura pegajosa, la yema del índice te puede latir toda la semana. Coger una cuchara, marranos, y ojo también con la lengua. De nada.

* A la hora de freír las croquetas, hay que prestar atención. Si el aceite está caliente, se doran enseguida, hay que irles dando vuelta para evitar que se quemen. Si uno va haciendo croquetas mientras las fríe o se despista corre el peligro de que queden modo sol y sombra o alemán-que-se-durmió-en-la-playa. Lo cual, llegados a este punto, sería una pena.

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