Al empezar a escribir este post me planteo qué os puede interesar más, la historia o la receta. Pero una no va sin la otra, puesto que tal  y cómo yo hago la tortilla de patatas es como la he visto hacer a lo largo de mi historia. Aprender mirando, ésa es la clave en la cocina.

En mi caso empezó cuando tenía 8 años y vino María a cuidarnos. Una andaluza encantadora que ayudaba a mi madre al mediodía, cuando ella se iba a trabajar. María tenía la mano rota en la cocina: memorables gazpachos, boquerones, y sobre todo y ante todo, y aquí me pongo de rodillas, la tortilla de patatas. A mí esa tortilla me hacía llorar. Cada vez que veía que ella empezaba a freír patata y batir huevos,  y luego  mezclaba la patata tostadita tan deliciosa que yo me comía a cucharadas la mezcla cruda sin esperar a que aquello tuviera cuerpo y cocción de tortilla. Y así pasaron los años, y yo iba mirando cómo hacía María tortillas, tortillas y tortillas… Y un día, María se fue. Ya no necesitábamos ser cuidados y la echaríamos tremendamente de menos, pero es lo que tocaba.

Estuvimos muuuchos años de sequía de tortilla hasta que un día, ya con 20 tiernos años me planté y decidí reproducir lo que había guardado en mi memoria visual. Era agosto y estudiábamos con Pichu para los exámenes de septiembre en Centelles. Teníamos cebolla, patata y huevo y un recuerdo lejano del glorioso tortillón de María. Desde entonces y hasta ahora, siguiendo la receta visual guardada en mi memoria, puedo declarar que la tortilla de patatas es mi plato estrella, sin duda. Gracias María, sin saberlo has hecho feliz a muchos comensales en distintos rincones del mundo y muchas generaciones te lo agradecerán.  Con todos ustedes: el tortillón cinco estrellas y sus trucos.

Ingredientes

- Huevos frescos (uno por persona, con un mínimo de tres huevos)

- Patatas (una y media por persona)

- Cebolla (media por persona)

- Aceite del bueno

Preparación

Cuando empieces la tortilla tienes que tener en cuenta dos cosas: la primera,  no ratear con el aceite y la segunda tener una sartén que sepas al 100% que no se enganchan las cosas.

1. Corta la patata muy fina, mucho. No te importe que se desmenuce, no la necesitamos entera

2. Calienta un chorro muuuy generoso de aceite en la sartén y ve friendo la patata.

3. Corta la cebolla a cachos grandes. Si los haces pequeños se te quemarán, mejor grandes y así se caramelizarán.

4. Deja freír la patata y la cebolla durante mucho tiempo, aproximadamente una hora, a fuego lento y removiendo para que no se te enganche por debajo pero sí coja color. El color tostadito de la patata es la clave. Cuando lo tengas habrás triunfado.

5. Verás que el volumen de patata y cebolla se ha reducido al 30% prácticamente. No sufras. Serán bocaditos de oro. Mientras, bate los huevos en un cuenco profundo.

6. Mezcla la patata y la cebolla fritas en el cuenco con los huevos batidos. Sácalas con la espumadera para escurrir el exceso de aceite.

7. Pon la mezcla en una sartén limpia que no se enganche y con una gotita de aceite. Déjalo 4 minutos por cada lado. El objetivo es que tenga forma de tortilla pero el interior completamente tierno.

8. Si no te sale y lloras, vente un día a mi casa y te enseño visualmente, que es como yo lo aprendí. Dios, ¡qué hambre!

Notas:

* Los huevos han de ser lo más frescos posibles porque queda bastante crudita para ser jugosa y no queremos salmonelosis. Fíate de tus huevos y tu huevero.

* Un truco para el tema sartenes es freírlo todo en una sartén (a riesgo de que se te pegue) y luego cambiar de sartén para hacer la tortilla. Si es más pequeñita podrás hacer varias y así también puedes variar el tiempo de cocción por si a alguno de tus amigos la prefiere más cocida. Son herejes todos ellos, pero tienen derecho a comer.

* Si lo has hecho bien te sobrará bastante aceite de la patata y cebolla fritas. Ocurre a menudo que cuando pones las patatas  piensas que no habrá el suficiente: que no cunda el pánico. Calcula un dedo de grosor de aceite en la sartén. La patata primero lo chupa todo y cuando ya está frita lo expulsa. Al cabo de una hora verás como te sobra aceite para utilizarlo en otra ocasión.