Comer humo en un ‘pop up’
Para mí un pop up siempre había sido un libro abierto a la fantasía y a las destrezas artísticas que flotaban en relieve ante tus ojos. Un día, una amiga me explicó que los pop up son eventos que surgen de la nada, espontáneos aunque meticulosamente preparados para enganchar al público con lo efímero, lo único, lo que no puedes retener, el sitio adonde no podrás volver.
En esto mismo consisten los pop ups gastronómicos también: eventos que te dejan con la miel en los labios, que te descubren gastronomías efímeras y difíciles de repetir cuando tu estómago lo desee. Así pues, tras los pasos de mi amiga Carla Rodamilans llegué al Rooftopsmokehouse.
Al principio, me costó entender qué era, qué hacia: veía algo de una terraza pero me citaban en La Confiteria, elegantísimo bar del Poble Sec. Cuando llegué al evento encontré no sólo un baño de mods y gente guapa y mayoritariamente extranjera, sino también un festival del paladar que me hizo volar durante la tarde entera. Resulta que Buster y Jakob son dos cocineros que estudiaron en la Hoffman y cansados de la cocina tradicional empezaron a montar cenas gastronómicas con amigos. Sus experimentos culinarios triunfaban tanto que decidieron dar el salto de la clandesitnidad al público general.
Aquí les tenéis, en su terracita ahumando delicias y exquisiteces que sólo aparecen en la mesa cuando un pop up vuelve a acontencer en Barcelona. Si los pilláis, se os desharán en la boca el pastrami, (embutido ahumado de carne de ternera), acompañado de una crema de rábanos picante, el queso de cabra suave ahumado, el pato ahumado que aún lloro recordando su sabor y cómo se fundía y explotaba en el paladar, y el pulpo. Este último me sorprendió tanto que decidí invertir 11€ en llevarme una muestra a casa.
Yo también soy de las que hago conservas y sé el trabajazo que da cada pote: desinfectarlos, rellenarlos, conservarlos al baño maría y en su caso, diseñarlos y empaquetarlos para venderlos de manera prácticamente clandestina. Os aseguro que ese pulpo en una tostadita de pan bien vale 11€.
Por lo visto, también elaboran cerveza artesanal e incluso venden pastrami para regalar online. Así que si este fin de semana 3 y 4 de mayo, lo pasáis en Barcelona, no dudéis de acercaros a su nuevo pop up en La Confitería. Un mundo de ahumados os espera para gozar.
P.D. Otra gran ocasión para encontrar a este par de artistats es el Barcelona Eat Street. Esperamos con muchas ganas su segunda edición: comida callejera para reivindiar la venta ambulante de comida. Esta vez no me lo pierdo.