Qué amor el tuyo por los champiñones, me diréis. Pues sí, qué pasa. Claro que hay setas menos plebeyas, pero los champiñones están disponibles todo el año (se cultivan), son baratos, tienen un alto valor nutricional y pocas calorías siempre que no se les zambulla en aceite para freírlos: como se crían a la sombra, no sintetizan el almidón. Algunas buenas opciones para gente a dieta son comerlos a la parrilla o crudos en ensalada.

Hace un mes proponía hacer croquetas con estos mismos ingredientes principales. Esta vez, el salto es cualitativo: puesto que los champiñones se sirven enteros, mejor currárselo un poco y comprar unos grandes y hermosos en la frutería, no la típica bandeja chunga de supermercado. Un consejo general: por lo menos que en la típica bandeja chunga no vengan los champiñones laminados, que ya es el colmo. Se ponen negros en seguida y se conservan peor.

Ya que estábamos, opté por el jamón ibérico para rellenar los champiñones. ¿Es necesario? Para nada, pero le da al plato un toque premium. Los champiñones rellenos son un entrante aparente que, según cuantos te comas, pueden convertirse también en una cena.

Ingredientes (para cuatro personas)

- 12 champiñones

- 200 gramos de jamón ibérico

- Cebolla picada fina

- Queso parmesano

- Aceite de oliva

- Un ajo

- Un manojito de perejil

Preparación

1. Limpiar los champiñones. Quitarles el pie y reservar

2. Precalentar el horno a 150º

3. Machacar en el mortero el ajo y el perejil. Mezclar con el aceite

4. Pintar los champiñones

5. Rellenar con el jamón ibérico y los pies de los champiñones, cortado a dados pequeñitos, y la cebolla muy fina

6. Hornear diez minutos

7 Gratinar con el queso parmesano

Consejos

* Es fundamental limpiar bien los champiñones, para que no quede ningún rastro de tierra. Lo mejor para las setas, que absorben el agua, es hacerlo con un trapo limpio humedecido. No obstante, yo casi siempre pierdo la paciencia y las acabo metiendo debajo del grifo. En cualquier caso, secar bien (y pronto) con papel de cocina.