Azotado por el viento, salpicado por las olas, crece el fonoll marí (crithmun maritimum), hundiendo sus raíces entre las grietas de las rocas. Esta planta, muy aromática, puede alcanzar los 50 centímetros de altura y debe su nombre a que se parece al hinojo (foeniculum vulgare) en su aspecto y sobre todo en su floración en forma de umbela. Sus hojas más verdes, tallos y brotes tiernos son comestibles y ricos en vitamina C, como bien sabían los marinos que desde la antigüedad los llevaban para prevenir el escorbuto en sus travesías. El fonoll marí salpica de verde el litoral rocoso mediterráneo y, acostumbrado al temporal, se dice que es mayor su esplendor cuanto más duras sean sus condiciones de vida.

Se consume sobre todo en Mallorca, donde desde siempre los payeses lo encurtían para dar un toque avinagrado a los pa amb olis [pan con aceite, normalmente untado con tomate y acompañado de embutidos], ensaladas, trempó e incluso pescados. El fonoll marí también puede comerse hervido o integrado en salsas.  En los últimos tiempos, su fama ha desbordado los límites de la isla. Entre los alemanes causa furor: ya en el 2011, Der Spiegel le dedicaba un reportaje titulado La hierba mágica de Mallorca. También es apreciado en el Reino Unido, donde se sirve hervido con mahonesa, a modo de espárragos.

La demanda como producto gourmet del fonoll marí junto con el hecho de que, como planta silvestre, su producción sea limitada, llevó a declararla especie protegida en Baleares en 2005. Para recolectarlo con finalidad comercial hace falta una autorización del gobierno autonómico, aunque se pueda coger hasta un kilo para uso personal sin permiso.  Según explica Diario de Mallorca, un kilo de fonoll marí puede costar en la tienda más de 15 euros, mientras que a los recolectores –muchos de ellos personas de la tercera edad que lo ha recogido para comérselo toda la vida- se les paga entre 3 y 3,5 euros por el producto.

Además de las propiedades antiescorbúticas, el fonoll marí es digestivo, diurético y tiene, por tanto, efectos depurativos en el hígado. Para degustarlo, no hace falta más que colocarlo sobre un buen pan untado con tomate de ramallet y un chorro generoso de aceite. No sabemos si así, pero cuenta la leyenda que Teseo comió fonoll marí antes de enfrentarse con el Minotauro.

P.D. Con esta conserva me despido, pero volveré antes de que acabe el verano. Entretanto os dejo en manos de Carla, a ver qué os explica.

Ingredientes

- Fonoll marí

- Vinagre de vino

- Un tarro de cristal para conservas

- Unos granos de pimienta negra

- Agua

Preparación

1) Lavar bien el fonoll marí y seleccionar las hojas y brotes más tiernos

2) Dejarlo una noche en remojo para ablandarlo, escurrir bien y secarlo con papel de cocina

3) Esterilizar el tarro de cristal que se utilice para la conserva sumergiéndolo destapado durante un cuarto de hora en agua hirviendo

4) Rellenar el tarro esterilizado con el fonoll y cubrirlo con tres cuartas partes de vinagre y una de agua para rebajarlo

6) Poner unos granos de pimienta negra (opcional)

7) Cerrar

8) Al cabo de un mes, ya se puede consumir. Sin embargo, esta conserva gana con el tiempo y un año después está fantástica

Consejos prácticos

* Además de la pimienta, se puede poner en el tarro una guindilla para darle un toque picante al fonoll