El mayor mercado de pescado del mundo

El olor se percibe desde el subsuelo, nada más bajarse del metro en la estación de Tsukiji-Shijo. Vaharadas marinas te advierten de que has llegado al mayor mercado mayorista de pescado del mundo, Tsukiji: mueve más de 2.000 toneladas al día. Son las siete de la mañana y al salir a la superficie con tu jet lag –sin ser muy originales, visitamos el mercado la primera mañana en Tokyo– te golpea el frenesí. Un revuelo de cajas de porexpán, idas y venidas de motocarros (cuidado con que no te pillen) y un ruido que en Japón sólo encontrarás en una sala de pachinko te ponen en tu sitio: por mucho que Tsukiji sea muy turístico, se trata ante todo de un mercado que funciona a todo gas, donde la prioridad es comprar y vender.

pulposAvanzamos hacia las naves principales y nos perdermos por el camino. Hemos desistido de presentarnos a la subasta de los atunes, que mejillonesse celebra a las cinco de la mañana y en los últimos tiempos se ha acotado a un grupo de 120 turistas: vemos difícil clasificarnos entre los más madrugadores. Dos horas más tarde, el espectáculo sigue siendo potente. Despiece de atunes y otros pescados, anguilas retorciéndose en aguas ensangrentadas, mejillones gigantes, pulpos encogidos… un suma y sigue hasta contar más de 400 especies de pescados, todas agonizando por supuesto. Hasta un alma como la mía se estremece. El espolio del Pacífico es sobrecogedor.

Un guardia nos hace entender como puede que no sólo se han puesto limitaciones a los turistas en la subasta de atunes: tampoco se puede pasear libremente por el mercado hasta a partir de las nueve de la mañana, aunque hasta ese momento (8:30) no nos hubiésemos enterado. Se acaba así con los flashes y el tumulto de gente que incluso tocaba las piezas.

Aprovechamos para desayunar sushi en uno de los restaurantes adyacentes. Al final optamos por dos platos de sashimi donde predominan el atún y el salmón, algo más caros de lo habitual (5.300 yenes en total, unos 39 euros) pero exquisitos: si te gusta el pescado, la experiencia es imprescindible. Sí, quizás sea un poco temprano para el sashimi, pero ocasiones así no se presentan a menudo y, con el estómago calentado por la sopa de miso y el té, la verdad es que entra estupendamente.

Chafardeamos los puestos de productos y utensilios de cocina de los alrededores antes de volver al mercado, cuya actividad a las 9:30 es mucho menor. El zumbido humano ha disminuido, se pasea más tranquilo pero la atmósfera ha perdido color. Es entonces cuando grabamos al entrañable abuelete del vídeo, que decapita risueño a un par de anguilas para luego trepanarlas con un alambre y servírselas, aún coleando, a un par de clientes. El pescado en  Tsukiji, eso sí, fresquísimo.

aEl niño de las anguilasmercado_pescado

mercado_japon

Especial Japón

1. ¿Por qué consumir el verano escribiendo de Japón?

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>