¿Dónde tomar el vermut?: el Quimet d’Horta

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De todo lo que se dispone en esta mesa nada presenta, gastronómicamente hablando, una gran novedad. Sin embargo, los barceloneses sufrimos, en cuanto a tapear se refiere, un cierto mito de la caverna: de tantas croquetas de ceps, bravas de yuca con salsa pesto, berberechos al sake y otros experimentos parecidos, uno quiere tomar el vermut un domingo cualquiera, sin vanguardismos y a buen precio, y se tiene que poner a pensar. Para tal menester, dos consejos: buscar un bar de los de antes y volver a los barrios. El Quimet d’Horta cumple ambos requisitos. Abrió en 1927 y está en Horta, un lugar en el que si no vives o te dejas llevar por alguna mano amiga, no tienes por qué pisar.

Tú te lo pierdes, por supuesto. El Quimet se encuentra en plena plaza d’Eivissa, epicentro del barrio y una excelente primera toma de contacto. Allí acababan su recorrido los tranvías en la era pre Trambaix. Por lo visto el bar tenía un loro, de nombre Juanito, que a menudo insultaba a los transeúntes y lo que es peor, imitaba a la perfección los silbidos del vigilante de parada cuando ordenaba las salidas, liando de paso al conductor. Juanito acabó sus días en el zoo de Barcelona, después de que un desaprensivo le quemase la garganta. Se ganó un lugar de honor en la carta del Quimet, que cuenta su historia, y rebautizar al local como “el bar del maldito loro”, como aún lo conocen sus clientes más antiguos.

En la carta, además de tapas castizas -a mi me gustaron las bombas, pero era de esperar- destacan los bocadillos de chapata y un sinfín de variedades de tortilla. Hasta 37, cuentan ellos: de butifarra negra, con y sin queso; de jamón serrano y roquefort, ajos tiernos, sobrasada, foie-gras y un largo etcétera. Pero como ya hemos dicho, el Quimet no va de grandes alardes culinarios, sino de sentarse al solete, en caso de encontrar silla, y ver la vida pasar.

Y disfrutar del ambiente de Horta, en el rincón noreste de la ciudad, uno de los pocos barrios de montaña que no sufrió los estragos urbanísticos del desarrollismo. Uno de los últimos  en anexionarse a Barcelona, en 1904, un par de décadas antes de que lo hiciese Sarrià. Entre sus vecinos ilustres, el actor Lluís Homar y  Josep Maria Mainat, ex de La Trinca y productor de Crónicas Marcianas y Operación Triunfo.  Y nuestro colega Marcos, a quien Maldito Estómago debe agradecerle el descubrimiento del Quimet.

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El Quimet d’Horta

Pl. d’Eivissa, 10
08032 Barcelona
t. 933.581.916

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