Queridos amigos lerdos, que diría la D’Arnaude, hoy hablaremos del papillote, que no es lo que le darías de merendar a un bebé como este, sino una técnica culinaria procedente de Francia. Con ella se consigue máximo lucimiento con el mínimo esfuerzo, así que atentos. En esencia, consiste en envolver los alimentos y cocinarlos al horno a temperatura media. Sirve cualquier papel apto para hornear, aunque el más habitual en nuestras cocinas, el papel de aluminio, va perfecto. Sólo hay que hacer un paquetito con lo que queramos, meterlo en el horno y sobre todo cerrarlo bien para que no se escape el vapor, ya que los alimentos se cuecen gracias a él, en su propio jugo.

En papillote o papillot se pueden cocinar alimentos blandos, en especial pescados, verduras y hortalizas, aunque también ciertos tipos de carne, como la de ave. Ventajas, todas: además de fácil, esta técnica potencia el sabor, el aroma y conserva los nutrientes; es baja en calorías (si utilizas aceite no es por necesidad, es por vicio) y deja todo muy jugoso. Sólo un inconveniente: no se trata de meter la bandeja en el horno y ponerse a ver un episodio de Homeland o a charlar por Skype, como puedes hacer con un asado por ejemplo, ya que el tiempo de cocción es muy corto. Depende de la receta, la consistencia de lo que cocines y de tu gusto, pero oscila entre los 15 y 30 minutos. Conviene no distraerse.

Lo mejor es poner todos los ingredientes a la vez, es decir, que tengan un tiempo de cocción parecido para que queden en su punto. Si quieres incorporar algo más duro –patatas, se me ocurre– mejor hacerlo a parte o sofreírlo antes de meterlo en el pack. Pescado y verduras es la pareja perfecta para hacer en papillote. Imaginación al poder: vale salmón pero también merluza, doradas, lubina y bacalao, combinados con pimientos, cebolla, calabacín, zanahoria o lo que os apetezca del huerto.

Aquí dejo una receta de salmón con champiñones y espárragos trigueros en papillote que me marqué el otro día. Tardas casi más en decir el nombre que en hacerla, de verdad. Ideal para gente que quiere comer bien en casa pero la cocina no es lo suyo, jovenzuelos acabados de independizar y solteros que quieren impresionar a alguna incauta.

Nota al pie: Gracias a Matilde por su colaboración con las magníficas fotos que encabezan este post

Ingredientes (2 personas)

- Cuatro rodajas de salmón

- 8 champiñones

- 8 espárragos trigueros

- Tomates cherry

- 4 ajetes o ajos tiernos

- Un manojito de perejil

- Un limón

Preparación

1. Precalentar el horno a 200º

2. Lavar las verduras: cortar cada espárrago en cuatro trozos, prescindiendo de la parte de abajo (la más dura) y cada ajete. Laminar los champiñones

3. Salpimentar una rodaja de salmón y colocarla encima de un trozo de papel de aluminio sobre una bandeja de horno

5. Poner un poco de cada verdura junto con la rodaja de salmón, según el gusto. Una buena proporción es dos champiñones, dos espárragos, un ajete y tres tomates cherry por cada paquetito que hagamos

6. Aliñar con un chorro de limón y algo de perejil. También admite vino blanco o mirín

8. Cerrar bien el papel de plata haciendo un paquetito

9. Repetir la operación con cada rodaja de salmón

10. Bajar la temperatura del horno a 180 º

11. Hornear 15 minutos

12. Deshacer el paquetito de papel de plata y montar en cada plato