Ajoblanco: almendras contra el calor

ajoblanco

Lo reconozco: he vuelto cañí y con ganas de apurar los últimos sorbos del verano. Le doy al gazpacho día sí y día también y no me canso, pero de vez en cuando hay que variar y me acuerdo de esta sopa fría que suele hacer mi tía Ana en cuanto suben las temperaturas. El ajoblanco es un gazpacho de almendras de origen malagueño, que yo miraba con recelo de pequeña por su blancura láctea, igual que a la vichyssoise: la leche caliente me daba arcadas cuando era niña, la nata montada me agobiaba y, con una sola cucharada, creía que me iba ahogar.

Superados estos traumas infantiles, le doy una segunda oportunidad al ajoblanco. Al fin y al cabo, no lleva ningún lácteo por muy blanco que sea, a diferencia de la vichyssoise. Es agua pura –cuanto mayor sea su calidad, mejor– con ajo, miga de pan y almendra cruda molida. En su versión más humilde puede hacerse con harina de habas, una receta con aires de postguerra. Se sirve muy frío y acompañado con gajos de uva o melón, aunque los taquitos de jamón serrano tampoco le sientan nada mal.

Según manda la tradición, hay que aplicarse con el mortero. Majar primero los ajos y las almendras con algo de sal, incorporar la miga del pan remojada hasta que quede una pasta blanca a la que se le va añadiendo el aceite poco a poco para que ligue. Ya por último, sólo queda mezclar con el agua y aliñar.

Pero chicos, contra las luxaciones de muñeca se inventó la batidora. Con ella hice esta receta, ya en la era de la electricidad.

P.D. Ajoblanco también se llamaba una revista de la Transición con poderes refrescantes

Ingredientes

- Un litro de agua fría

- Dos dientes de ajo

- 100 g de almendras sin tostar

- 80 g de miga de pan

- 100 ml de aceite de oliva

- Vinagre de vino blanco

- Aceite

- Sal

Preparación

1. Poner el pan a remojar

2. Cascar las almendras y escaldarlas en agua hirviendo un par de minutos. Quitarles la piel y ponerlas en la batidora

3. Añadir los ajos y la miga del pan y triturar hasta que quede una pasta homogénea. Ir incorporando el aceite poco a poco y batir hasta que ligue

4. Incorporar el agua y seguir batiendo.

5. Probar, añadir vinagre al gusto y salpimentar

6. Dejar enfriar en la nevera hasta que toque comerlo

7. Servir bien frío, acompañado con uvas, melón o taquitos de jamón

Consejos prácticos

* Mejor utilizar agua embotellada

* Las almendras crudas pueden comprarse peladas y sin piel. Aún así es mejor escaldarlas para que se reblandezcan

* A la hora de aliñar el ajoblanco y el gazpacho, hay que tener en cuenta que, cuanto más fríos se sirvan, más potente es el sabor. Por ello, es preferible quedarse corto en el momento de hacerlo y luego corregir que pasarse y dejar una sopa fría incomestible

* El ajoblanco es un plato que, de tan sencillo, no tiene trampa ni cartón. Cuanto mejores sean los ingredientes, mejor sabrá. El agua y el aceite son claves, sobre todo

 

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