Libros que ya me han traído los Reyes

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Como al que le gusta el café y le gusta la leche, pero no el café con leche, me encantan los libros y adoro la cocina, mejor por separado que revueltos. Siempre he leído tanto como he podido, y el pálpito que sentí con novelas como Suave es la noche, La hoguera de las vanidades o Drácula no lo reproduce ningún manual de recetas. Para leer, igual que para comer, pico de todo un poco, según me entre el hambre y sin manías. Lo último que me he zampado ha sido El guardián invisible de Dolores Redondo, el primero de su trilogía del Baztán, un libro que se ha ganado la omnipresencia: lo mismo puedes comprártelo antes de coger un avión, mientras paseas por el súper o después de poner gasolina.

Alcoverro le enseña su tesoro a  Ana Pastor

Alcoverro le enseña su tesoro a Ana Pastor

Los libros de cocina de este post no hace falta que me los regaléis para Reyes porque ya los tengo. He hecho buen uso de ellos, como se aprecia en las manchas de las cubiertas. Gracias de corazón a quienes me los pusieron entre las manos, son y sois estupendos. Dicho lo cual: mesura. Tengo alergia al polvo y a los ácaros y no quiero acabar como el pobre Tomás Alcoverro. Existe Internet y blogs como Maldito Estómago, que entretienen a la par que no ensucian. No obstante, estos libros se merecen mejor homenaje. Son un gran regalo, de todas formas.

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Receptes antiaging, de Carme Ruscalleda, Raül Balam y el doctor Manuel Sánchez

Comer y rejuvenecer: qué bonito sería, de ser cierto. Sin aspirar a tanto, Carme Ruscalleda y su hijo Raül Balam se alían con la clínica Planas para ofrecer en este libro recetas saludables y sabrosas, aptas para hacer en casa. El libro se organiza por temporadas y meses, para saber a qué productos conviene sacarles partido. Incorpora consejos médicos y antiaging. En enero previene por ejemplo contra las ollas y cazuelas de aluminio, cuya contaminación de los alimentos está asociada con el Alzheimer, la destrucción de vitaminas o la retención de metales pesados.  Recomienda en cambio comer potajes de legumbres y la ingesta de 4 o 5 unidades de vegetales al día. Las recetas son tan exquisitas como equilibradas: guiso de lentejas, alcachofas y jamón; guisantes con butifarra negra en invierno, bonito mediterráneo y coca vegetal en primavera. En breve os brindaré la adaptación de alguna.

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Sobrebeber, de Kingsley Amis

En las antípodas de esta filosofía vital está Sobrebeber, “un curso de beodismo, el arte o la ciencia que enseña a situarse en la vanguardia de los asuntos del bebercio”, según lo presenta Kingsley Amis.  Vaya por delante que estamos ante un grande, con uno de esos raros espermas además que transmiten el talento literario: leáse también a su hijísimo Martin. En este volumen -que recopila los libros Sobre el beber, El trago nuestro de cada día y El estado de tu copa- Kingsley Amis pone al servicio de sus lectores toda una vida entregada a la erudición y a la dipsomanía.

Rompe algún mito –“no hay ginebras de primera fila, a diferencia de lo que ocurre con los brandis y los whiskies” –, comparte su recetario de cócteles, despotrica contra los bares británicos –“el pub se está convirtiendo a marchas forzadas en un lugar inhabitable” –, o da algunas ideas para administrar con tacañería tu mueblebar como preparar “bebidas pre y poscena en alguna despensa, zulo o rincón bien alejados de la escena principal“.

Mención aparte merece el capítulo para sobrellevar la resaca, tanto física como metafísica. Contra la primera, sabios consejos como ejecutar el acto sexual “con todo el vigor del que seas capaz”: según Amis el ejercicio sienta bien y tu estado de ánimo mejorará “(dando por hecho que disfrutas del sexo)”. Contra la segunda, literatura y música recomendada, entre ella cualquier tema lento de Miles Davis: “Así intuirás que la existencia, por deprimente que sea, no puede serlo tanto como la presenta Davis”.

Comentarios también sobre la dieta del beodo, que parte de la base de que “comer engorda” y beber no te cuento, pero antes que desterrar el alcohol (“¿por quién nos toman?”) conviene prescindir del pan, las patatas , el azúcar y casi de de la fruta y las verduras.  En fin, un libro de afilada ironía y no menos afilada pluma, que corrobora que la figura del escritor abstemio es un invento novísimo, a la altura del cocinero runner o el futbolista intelectual. Con prólogo de Christopher Hitchens para mayor potencia.

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A la mère de famille, con recetas de Julien Merceron

Es además de una joya de la edición, todo un vademécum de repostería y un paseo histórico por una de las confiterías con más solera del mundo. Fundada en París en 1761 en el barrio de Faubourg-Montmartre, funciona a día de hoy con su inconfundible fachada verde. En el establecimiento, digno de Willy Wonka, se venden más de 1.200 dulces entre bombones, caramelos, malvaviscos, frutas confitadas y un sinfín de especialidades regionales. El libro da recetas de suntuosos bizcochos y galletas, los secretos del maestro chocolatero –explica hasta como confeccionar una gallina de pascual-, y las pautas para elaborar turrones o caramelos caseros. Traza además la historia de A la mère de famille: como lo sacó adelante en 1807 la viuda Marie-Adélaïde Bridauld junto con sus cuatro hijos o como en la primera mitad del siglo XIX burgueses como Chopin y George Sand cambiaron la fisonomía del barrio. Un libro que es un bombón, gracias al papel de calidad, las fotografías de Jean Cazals y un diseño gráfico que entra por los ojos.

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Cocina tradicional de Baleares, por Caty Juan de Corral

Este libro es un primer paso para conjurar el binomio sobrasada-ensaimada que por desgracia siempre evoca la gastronomía balear, una gran desconocida en la península. La cocina de Ses Illes es un valor a descubrir, equilibrada en la línea mediterránea,  y ligera, muy del gusto actual. El manual ofrece un buen muestrario de recetas como las sopas mallorquinas, que son secas y se comen con tenedor, la lengua con alcaparras, para los paladares más intrépidos, o la caldereta de langosta. Con una edición mucho más utilitaria que A la Mère de Famille, Cocina tradicional de Baleares es un manual muy aconsejable, de los que conviene no tener demasiado lejos de los fogones.

P.D. Mis disculpas por un post tan largo como el año que tenemos por delante

P.D2. El shooting se ha realizado en mi azotea, los Reyes pasaron por allí aprovechando que los vecinos estaban de vacaciones y/o no tendían

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