¿Dónde tomar el vermut?: Espinaler de Vilassar

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No se dejen engañar: en este modesto bar esquinero, frente a la N-II a su paso por Vilassar de Mar, late un imperio. Reconocerán a Espinaler por la salsa, que por algo ejerce de reclamo fluorescente sobre el toldo del local. Simple como los grandes descubrimientos, lleva vinagre y pimentón, pero adereza los berberechos que no veas y hasta tiene gracia cuando reblandece las patatas fritas. La inventó en los años 50 Ventureta Roldós, esposa del propietario de entonces, Joan Tapias, quien comenzó a servir en el bar vermut y conservas. Cuando su abuelo fundó el local a finales del siglo XIX, era una taberna-estanco que despachaba vinos. Aunque todo comenzó en Vilassar, el fundador, Miquel Riera, procedía de una masía cerca del puente del Espinal (Argentona), de ahí el nombre en la marca.

Espinaler vivió dos puntos de inflexión en los 70 que le llevaron a mutar de bar de carretera en multinacional que en el 2013 facturó 9,3 millones de euros. El primero, embotellar y vender la famosa salsa, hasta entonces sólo al alcance de la clientela. El segundo, comercializar latas: berberechos, navajas, mejillones, almejas y bonito de alta calidad, a menudo importados de Galicia. Esta actividad se convirtió en la base del negocio y en la actualidad el catálogo supera los 300 productos, no sólo pescados y moluscos en conserva sino también vegetales, vinos y vermut.

Con el nuevo siglo, Espinaler inició una fulgurante ampliación de mercado. De ser una empresa centrada sólo en Cataluña pasó a exportar al resto de España en 2004 y a abrirse al extranjero en 2012. Este mismo año ha inaugurado una vermutería en Hong Kong, a la que precedió otra Tokio, en el turístico barrio de Akasaka. Un reportaje sobre la historia de Espinaler emitido en Discovery Channel en 2008 despertó el interés de los inversores japoneses y ayudó a la empresa a hacer las Asias.

Todo ha cambiado a lo largo de un siglo de historia. Hasta la raspa de pescado que constituye el logo de Espinaler ha dejado de fumar y ha actualizado su imagen este mes por otra más joven, libre de cualquier vicio. Sin embargo la casa madre, el bar de Vilassar, conserva la solera y sirve estupendas tapas, a un precio muy razonable. Detrás sigue estando el estanco, ya desvinculado de la taberna, y una puerta más allá una tienda de productos Espinaler por donde vale la pena pasarse a comprar latas. Perturba la terraza el ruido de la N-II, antiguo camí ral o camino público principal sobre los que se construyeron no pocas carreteras. Pero también es una de las claves del éxito de una vermutería que se ha ganado un lugar en el mundo aprovechando todas sus bazas.

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Espinaler

Cami Ral, 1

Vilassar de Marvermut

 

Especial

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