Comprenderán que, como autora de Maldito Estómago, de entrada sienta afinidad por un restaurante que se llama La Panxa del Bisbe (La Panza del Obispo). Máxime si ha estrenado local al lado de mi casa, en lo alto de la Vila de Gràcia. Este barrio barcelonés es la jungla de la restauración: desde 2004 el ayuntamiento no concede allí nuevas licencias para bares y restaurantes, por sobreabundancia. Lo que se traduce en establecimientos que abren y cierran en pocos meses, estrambóticos negocios del tipo donuts and chorizo y precios que ni en Juan y Andrea por dos cafés (cinco euros en una terraza, hace poco). Con este panorama, una cocina como la que Xavi Codina desarrolla desde 2007 en La Panxa del Bisbe se agradece. Platillos creativos a partir de cocina de mercado, sin excentricidades. Precio medio (de 30 a 40 euros con vino), ajustado si se tiene en cuenta la calidad y el esmero de las propuestas.

Por algo la Panxa del Bisbe no sólo ha sobrevivido a una competencia cruel sino que ha doblado la apuesta. Su antiguo local, en la calle Rabassa, se ha convertido en La Panxolina, un bar que combina tapas y copas. El nuevo, en Alegre de Dalt, es un espacio diáfano con terraza en la parte de atrás, que acoge al restaurante propiamente dicho.

Allí nos plantamos un sábado por la noche sin reserva y tenemos que cenar en la barra. No es lo más cómodo pero a cambio atisbamos la cocina, donde seis personas trabajan.

Elegimos el menú pica pica, de 27 euros (vino aparte, aunque incluye agua). Abren fuego unos lomos de sardinas con mutabal (crema de berenjenas), quinoa y una suave salsa de yogurt al curry. Delicadeza y equilibrio, para mi de lo mejor de la noche. Le siguen dos croquetones enormes, con un rebozado muy crujiente gracias al panko, y una ensalada fría de cap i pota con patata.

A continuación nos traen la terrina de foie con frutos secos y otro de los platos más interesantes: un huevo escalfado sobre un lecho de brandada de bacalao,  piparras (esas guindillas típicas del País Vasco), tomate y acelgas. Al reventar el huevo con el tenedor, la yema se desparrama por encima de los vegetales, que aportan el contrapunto crujiente, y la brandada, cremosa como un parmentier. Conviene mezclar todos los ingredientes y disfrutar del contraste de texturas.

Cierra el menú la picaña de ternera, un codiciado corte brasileño por aquí más conocido como tapa de cuadril. Se sirve al punto y va acompañado de hilos de pata y salsa bernaesa. Todo un placer para cualquier carnívoro. Y pone el broche dulce unas trufas de chocolate,  a modo de petit fours.

Aunque el menú es espléndido, también en cantidad, a nivel de precio no existe una gran diferencia con pedir a la carta. Así que mejor se lo canten y, en función de sus gustos, decidan. Existe un segundo menú, más extenso, de 37 euros.

La Panxa del Bisbe

Torrent de Les Flors 158

Tlf 932137049