Degustando Las Ramblas

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Sobre que Las Ramblas se parecen a lo que habían sido como la Polinesia del Portaventura a la del Pacífico Maldito Estómago ya ha escrito y, hoy por lo menos, no reincidirá. De ese pasado no tan lejano le quedan los plataneros y el despojarse de su personalidad en aras del bienestar animal como metáfora. Sin embargo, algo hay que reconocerle al actual bulevar para que el turista enfile hasta la playa desde plaza Catalunya quitándose la camiseta por el camino: la oportunidad de negocio es sensacional.

Prueba de ello es el exitazo de la feria gastronómica Tast a la Rambla, por la que pasaron la semana pasada más de 550.000 personas en cuatro días. Degustaron más de 96.000 platillos, muchos de ellos de renombrados restaurantes como Via Venetto, Espai Kru, el BistrEau de Ángel León o Manairó. Un canelón de pollo con crema de oronja, a cargo del chef Germán Espinosa (del Hotel Fonda España), ganó el concurso de tapas en esta segunda edición.

No la probé, mala suerte. Hicieron mis delicias, por este orden, la coca de tártar de ternera con trufa y parmesano del Informal, el ravioli de cremoso de ceps con salsa de foie y virutas de jamón del Loidi y el arroz meloso con jamón ibérico de Paco Pérez. Dentro del apartado de cocinas del mundo, me comí unos langostinos (tres, para ser exactos) macerados con limón y salsa de lima del restaurante Indochine, que hace tiempo que tengo ganas de visitar. Como carta de presentación, cumplían sin más. Y me acabé de quitar el hambre, que falta me hizo, con un suculento bocadillo de butifarra del Butikfarra.

Si bien Tast a la Rambla cumple el objetivo de poner la cocina de autor a pie de calle, a 4,5 euros la tapa -a 4 euros, si se compraba un vale de cuatro- a algunas propuestas, despojadas de sus menús degustación, se las veía raquíticas a la cruel luz del día. Más si se trata de un evento de street food, la moderna comida callejera, a la que se le supone vocación popular. La sección de tapas y platillos, a cargo de restaurantes de menor rango como Bar del Pla, Ca la Nuri o El Filete Ruso, paliaban esta carencia. A ellos gracias.

Por lo demás, fue una experiencia muy satisfactoria. En breve se celebrará otro festival de este tipo aunque sin estrellas Michelín, el Eat Street que el próximo 27 de junio tendrá lugar en los Jardines de Can Sumarro en L’Hospitalet del Llobregat. Una nueva ocasión para ver el street food de cerca, como un fenómeno al alza en ciudades como Nueva York, París y Londres y también en la nuestra, del que más adelante hablaremos en profundidad.

P.D. Gracias a MJ por acompañarme en mis incursiones gastronómicas por Las Ramblas y la Boquería

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